viernes, 27 de abril de 2018

QUERER NO SIEMPRE ES PODER: LA REPETICIÓN

La fuerza de voluntad, la fe, no tener miedo al fracaso, son la clave del éxito incluso en las condiciones más adversas. "Querer es poder, más hace el que quiere que el que puede,  podemos hacer lo que deseemos si lo intentamos lo suficiente", son sentencias que escuchamos con frecuencia que se pueden acompañar de muchos ejemplos conocidos por todos. Obviamente para salir de una situación de malestar lo primero que hay que hacer es querer que así sea. Creo que hay mucha gente que quiere y puede pero trabajo continuamente con personas que quieren pero no pueden: estudiantes que quieren aprobar exámenes, terminar su carrera y queriendo estudiar no pueden, jóvenes que quieren una relación de pareja estable y sólo consiguen parejas temporales, personas que quieren disfrutar pero sufren por cualquier tontería, personas que quieren ser cariñosas, mostrar amor a su pareja y no pueden …
Son personas que saben qué hacer porque todo el mundo se lo dice: levántate pronto, duerme lo suficiente, no te entretengas con el ordenador, la tele, quédate en casa en vez de salir tanto, no seas tan intransigente sé más tolerante con el otro, no te quedes enganchado a una tontería, busca cada día algo que te haga feliz, sé positivo, piensa que lo lograrás … Ya han intentado todo eso y sufren por no haber podido conseguir, lo que otros sí, siguiendo estos consejos, instrucciones…

Todos en algún momento hemos dicho, o hemos hecho algo que no queríamos hacer o decir y no sabemos porqué

¿Por qué no siempre querer es poder?
Todos conocemos a personas que actúan en su día a día de una forma que siempre les lleva al mismo desenlace del que continuamente se lamentan: prestan dinero a amigos que nunca lo devuelven, tienen amistades que siempre les traicionan de una u otra forma, se relacionan con el otro sexo pasando siempre por las mismas fases y finalizando siempre de la misma manera, siempre se sienten engañadas por los demás, mujeres maltratadas que vuelven una y otra vez con el maltratador, las personas  adictas …  Esto se debe a lo que Freud denominó la compulsión a la repetición.
La compulsión a la repetición se define como la tendencia a la repetición de experiencias penosas como los fracasos, conflictos, rupturas amorosas, soledad … etc 

Esta compulsión a la repetición está presente en lo que denominamos  NEUROSIS DE DESTINO
La repetición no tiene que ver con la reproducción de algo ya vivido sino con que el inconsciente está estructurado como un lenguaje. El sujeto recibe la cadena significante que lo constituye. Creemos que decimos lo que queremos pero  es lo que han querido otros, especialmente nuestros padres.Son dichos que nos marcaron. Estamos hechos de frases de las que no somos autores y que se repiten. 

Consulta una mujer, treinta y cinco años, porque dice que tiene problemas para relacionarse con los demás, especialmente con los hombres, porque tiene muy mal carácter. Le gustaría tener una pareja estable, un hijo. Tiene dos hermanas mayores y las reuniones familiares siempre acaban igual: lo que ella dice no es escuchado, sólo recibe reproches porque sus padres y hermanas piensan que debería plantearse cambiar de vida, buscar una pareja, otro trabajo, trabaja en un pub por la noche poniendo copas, cócteles. Ha tenido relaciones de pareja cortas. Cada vez que comenta que ha tenido un problema con algún compañero o compañera de piso su madre le dice: “No, si ya verás, con el carácter que tú tienes te vas a quedar sola”. Este dicho funciona como una orden que ella obedientemente trata de cumplir,de forma inconsciente, relacionándose solo con hombres con los que, por una causa u otra, no es posible mantener una relación estable

Una chica de treinta años consulta porque no puede manifestar su amor. No le sale, sólo le “sale” con su hijo de un año, con sus sobrinos. No sabe porqué. Su pareja continuamente le demanda caricias, detalles, y esto está causando malestar en la pareja. En una entrevista dice: “Desde pequeña he sido así, en mi casa no somos de caricias sobre todo yo, mi madre me decía que era como un cacho de carne con ojos”

Una de las neurosis de destino más frecuente con la que nos encontramos en la práctica es la de quedar disponible para cuidar de los padres cuando éstos sean mayores. Para ello los hijos no deben establecer compromisos de pareja definitivos, ni constituir familia, ni tener hijos. Estudiar una carrera que no se desea, no estudiar, trabajar con los padres… son otras formas de la neurosis de destino.
Descubrir gracias al análisis que uno está determinado por determinados significantes, por mandatos inconscientes permite al analizante desmontar la neurosis y dirigir su vida de acuerdo con sus propios deseos

En otros casos la repetición es por identificación con los padres.
Un muchacho consulta porque estudia arquitectura. Está haciendo ya cuarto estudia pero cuando llegan los exámenes de fin de curso empieza a sentirse mal, no puede concentrarse, los acaba haciendo con un gran esfuerzo y siempre le queda alguna asignatura. Su padre, que no pudo estudiar y ahora trabaja como conductor de un camión de recogida de basura , cada vez que se queja de no poder estudiar, de no concentrarse, le dice: “Tú no estudies y acabarás como yo, trabajando con la basura” 

¿Por qué repetir experiencias penosas que nos llevan al fracaso, al malestar? Por los sentimientos de culpabilidad. Los sentimientos de culpabilidad tienen su origen a una edad muy temprana, alrededor de los tres primeros años de vida momento en que el niño descubre que todo lo que le gusta es prohibido, castigado por los adultos. El niño además, se va a sentir culpable por sus fantasías amorosas, eróticas con el progenitor del otro sexo y por las de excluir, destruir al del propio sexo.

Los sentimientos de culpabilidad pueden ser más o menos fuertes. Cuando son muy fuertes pueden producir todo tipo de síntomas, manifestaciones somáticas, obsesiones, depresión, angustia, y afectar a la vida de relación en general y a la sexualidad en particular. Impiden que el sujeto disfrute, siempre le dirigen al sufrimiento. Que los sentimientos de culpabilidad sean más o menos fuertes dependerá del amor, del cariño, que reciba el niño desde que nace por parte de sus padres.

No sólo tenemos una voluntad consciente, tenemos muchos contenidos inconscientes que dirigen nuestra voluntad consciente en otra dirección,  llegar al conocimiento de estos contenidos inconscientes nos permitirá disminuir su poder y evitará que controlen nuestra vida.

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